Se envuelve al visitante en un espacio controlado. El protagonismo en él lo asumen las obras de arquitectura expuestas. Las piezas, contenedoras de la información, que encierran este espacio intersticial se generan desde una malla de hexágonoscubos, presente en el despiece del pavimento de madera del Palacio de Sobrellano. Una secuencia escheriana dibuja posibilidades de combinatoria entre piezas, precisa la geometría de las aristas y concluye con un estampado, de hojas y pajaritas, impreso en la cara oscura de las lámparas expositoras. Así, este proyecto itinerante contiene algo de un lugar concreto, de su primer anfitrión.
El espacio expositivo lo componen treinta y un volúmenes autónomos. Éstos ofrecen una respuesta flexible, adaptable a distintos escenarios, autoportante, auto-iluminada y compacta. Cada volumen muestra una obra. El control del ambiente se consigue con una iluminación que deje flotar en el aire las fantasías inducidas en las mentes de los espectadores y un único material soporte de los contenidos. Éstos se disponen posibilitando distintas escalas de lectura según la aproximación a cada pieza. Se generan, de este modo, recorridos lentos, más próximos a las obras, y recorridos rápidos más distantes y visuales. La exposición es una aproximación que aglutina todas las obras en un mismo espacio. Se recomienda visitar cada obra en su contexto para experimentarla.
En el Palacio de Sobrellano, la exposición envuelve unos espacios interiores que neutralizan los excesos de sus salas. Se guía al visitante hilvanando las distintas estancias y mostrando otra secuencia espacial. Se incorpora la salida al balcón como acto simbólico en esta Bienal, que incluye por primera vez el Urbanismo, invitando al disfrute de una panorámica y de una intervención efímera, de land art, que comparte espacio temporal con esta IX Bienal en Comillas. Se incluye así, una interferencia o pausa que nos devuelve al entorno de donde se nos había abstraído.
Entre los lugares de exposición estos volúmenes de luz se almacenan y transportan acoplados de dos en dos. Esperando ser dispuestos por el azar, el capricho o la intención en sus siguientes destinos. La multitud de matices en su disposición se reducen esencialmente a dos tipos de espacios expositivos: el que te engulle en una especie de tripa donde absorber todos los contenidos expuestos; y el reversible, que muestra la cara expositiva hacía fuera albergando un habitáculo interior donde poder organizar actos expositivos paralelos.
DATOS TÉCNICOS
ARQUITECTOS: Pedro Romera García, Ángela Ruiz Martínez |Romera y Ruiz Arquitectos S.L.P.|