La materia esencial de la arquitectura es la luz, sin ella no existirían «los volúmenes bajo el sol» ni los espacios interiores. Este proyecto se construye con materiales sencillos, repetitivos y prefabricados: cimentación, pilares, vigas, forjados, y fachadas…, pero se piensan y proyectan sumergidas en un medio luminoso. El interior de la terminal de pasajeros se convierte en una experiencia luminosa, en una manera de confinar la luz, en una caja capaz de modelar, dirigir y matizar la luz solar.
A partir de un rectángulo inicial podemos obtener porciones de éste, fragmentándolo mediante divisiones dentro de sus límites. Podemos emplear divisiones aleatorias o conforme a una estrategia formal, ello solo condicionará la forma de estas porciones, pero no la esencia de la división. El rectángulo mantiene su forma externa, pero pierde sus medidas internas, se ha fragmentado de manera que su longitud y ancho inicial sólo pueden ser recompuestos mediante la suma de las distancias interiores; es el rectángulo inicial el que mantiene la entidad de los fragmentos y que difícilmente podrían éstos tener autonomía fuera del rectángulo.
Como indica el título, es la luz (de Lanzarote) la que unida a la materia aporta la realidad a nuestro medio. La arquitectura confina la luz, la obliga a traspasar fronteras y reflejarse en un interior. La luz se hace presente cuando está apresada, confinada en el interior de esta arquitectura y es este material luminoso el que da vida a esta arquitectura, la convierte de un objeto inerte en algo vivo y cambiante.
DATOS TÉCNICOS
ARQUITECTOS: Pedro Romera García, Ángela Ruiz Martínez |Romera y Ruiz Arquitectos S.L.P.|
CLIENTE: Público
COLABORADORES: Carlota Ardanaz Petit, Yudit Barreto Martín, Luis Gujarro Bergeron y Rosalba Santana González |ARQUITECTOS|
FOTOGRAFÍA: Simón García Asensio (arqfoto) VIDEO: Puertos Canarios
SITUACIÓN: Puerto de Playa Blanca, Yaiza, Lanzarote. T.M. YAIZA