Entre la tierra y las aguas del océano atlántico, a lo largo de una franja de terreno en permanente cambio a lo largo del tiempo, la intervención humana ha ido sedimentando las más variadas ocupaciones desde el origen de Dakhla hasta la actualidad.
La utilización de un gran vacío en una zona central de la ciudad, donde el nuevo edificio judicial apuesta por la afirmación de un gesto inequívoco, capaz de generar un espacio urbano más que un edificio. Situado frente a la mezquita, la propuesta establece la demarcación de una manzana definida por un jardín de palmeras y fuentes de agua que une diversas zonas. La ambición de anclar la propuesta en una cultura específicamente local, donde la geometría, los materiales y la técnica contribuyen a la consecución de este objetivo a escalas muy diferentes. El proyecto opera en la continuidad de una arquitectura telúrica y árabe, estrechamente vinculada al suelo, a través de su relación con el agua, la vegetación y la luz, donde el proyecto parte, más que de un origen arquitectónico, de una lectura del emplazamiento. De hecho, este terreno, tiene como principal cualidad la de permitir generar aún en él una serie de áreas exteriores de singular calidad, las cuales, además de clarificar las relaciones entre edificios existentes, fundamentalmente la mezquita. El proyecto se propone como proceso de clarificación urbana pero, también, de reequilibrio entre las partes, los vacíos exteriores y el gran atrio interior, logrando la máxima accesibilidad exterior-interior. El nuevo edificio para la justicia será más eficaz y permitirá adaptar sus espacios a las constantes transformaciones del cuerpo judicial, permitiendo futuras ampliaciones.
El nuevo edificio se asienta de forma natural sobre el suelo, dispuesto sobre una plataforma que establece una relación directa con las zonas al aire libre (accesos, jardines, aparcamiento, etc.), privilegiando las relaciones interior/exterior en todas sus plantas, definiendo un volumen cambiante de tres plantas de altura.En la planta baja se sitúan las áreas de carácter predominantemente público: acceso, recepción-control, gran entrada y atrio de triple altura, zonas comunes, salas de vistas, etc. Las plantas superiores se destinan, esencialmente a oficinas, entre las que se incluyen también zonas de relación vinculadas a patios. La luz que llega a los cerramientos se tamiza con una celosía de madera, la cual por un lado, resguarda de las vistas exteriores a los usuarios y, por otro, protege a las dependencias del soleamiento directo. Los corredores de distribución animan los recorridos interiores con sus geometrías variadas, y están puntuados, bien por espacios de apoyo, o bien por ventanas hacia los patios interiores o parque exterior de palmeras.
La implantación del edificio ha requerido, de la liberación de la mayor superficie exterior de suelo. Su ubicación precisa en el extremo noroeste ha perseguido el dejar libre la superficie de terreno ajardinado en su parte frontal, muy abierta al parque, y por otro lado, el incorporar entre el edificio y la mezquita que marca el límite sur, una secuencia de jardines que conforman un parque de palmeras, con accesos de vehículos y peatones. Los elementos constructivos son de una gran simplicidad: estructura de hormigón; paredes interiores estucadas y pintadas; cubiertas invertidas y huecos acristalados protegidos con una celosía de madera. Se propone definir una métrica constante en las cuatro fachadas, acentuada, más que por su materialidad -hormigón, madera y vidrio- por su inmaterialidad del cerramiento que asume una importancia determinante. Sus características técnicas generan una bolsa de aire que regula las condiciones térmicas y, sobre todo, propone una imagen compacta y leve para el edificio. El diseño continuo de la carpintería exterior e interior, transforma la fachada en una entidad única, identificable y representativa. Se opta por una estricta modulación geométrica y por el uso de sistemas bioclimáticos seriados que permiten una rápida ejecución.
DATOS TÉCNICOS
ARQUITECTOS: Pedro Romera García, Ángela Ruiz Martínez |Romera y Ruiz Arquitectos S.L.P.|
COLABORADORES: Carlota Ardanaz Petit, Ignacio Manrique de Lara y Carlos Marrero Macías |ARQUITECTOS|